MARIA, LA PORTUGUESA
CARLOS
CANO EN DIRECTO
COMPOSITOR:
CARLOS CANO
PAIS:
ESPAÑA
ALBUM: CARLOS
CANO EN DIRECTO
DISCOGRÁFICA:
CBS RECORDS
GÉNERO:
COPLA
AÑO: 1990
La
verdadera historia de"MARÍA LA PORTUGUESA", LA PROSTITUTA DE BUEN
CORAZÓN
Ni se llamaba María, ni era portuguesa. Un periodista de EL ESPAÑOL descubre la identidad de la mujer que
inspiró la mítica canción de Carlos Cano en su 30 aniversario.
5 de
enero de 1985, 3 de la tarde. Un joven contrabandista onubense carga cuatro cajas de marisco en su
patera, en la ribera portuguesa del Guadiana, para venderlas de forma
clandestina en la costa de Huelva. El río es la frontera natural entre el
último pueblo de España, Ayamonte, y el primero de Portugal, Castro Marim. Aún no hay puente y sólo se puede cruzar en barco. El contrabandista se llama Juan
Flores, ayamontino de 35 años, casado y con dos hijas. Es víspera de Reyes y Juan realiza el encargo para, con lo que cobre,
comprarle una muñeca Nancy a las pequeñas.
En el momento de zarpar aparece una patrulla de la
guardia costera portuguesa, los conocidos como “guardinhas”. El cabo António
Nunes (recién llegado de la Guerra de Angola) se acerca al contrabandista y,
sin darle el alto, le descerraja dos tiros a bocajarro. Uno le atraviesa el
abdomen. El otro le perfora el corazón y lo mata en el acto.
La
misteriosa mujer de negro:
El asesinato se comete en tierras lusas, por lo que el
cuerpo es trasladado a una morgue de Portugal. Allí, el
contrabandista no tiene a nadie que vele el féretro. La familia reside en
Ayamonte y no puede ir a reconocer el cadáver hasta que zarpe el primer
transbordador hacia Portugal a la mañana siguiente. Y en lo que debería haber sido un
velatorio desierto, una misteriosa mujer, vestida de negro, permanece durante
toda la noche al lado del féretro.
El
crimen salta a los medios de comunicación y provoca una revuelta ciudadana en
Ayamonte. Miles de
vecinos salen a la calle protestar por el asesinato a sangre fría de su
paisano. Todos los coches con matrícula portuguesa estacionados en la ribera
española son apedreados o lanzados al río Guadiana por ayamontinos furiosos. El suceso se convierte casi en un asunto de estado y provoca
conflictos diplomáticos. Para
intentar enfriar los ánimos, el cadáver no es trasladado a Huelva hasta el día
9 de enero (paradójicamente, la fecha de cumpleaños del difunto). Durante esos
4 días, la misteriosa mujer de negro permanece firme velando el cadáver, sin
relacionarse con nadie y esquivando todas las preguntas que le formulan. Sólo
comenta que se llama “María”.
La
mañana del 9 de enero se autoriza la repatriación del cadáver, que es
trasladado en el transbordador. La misteriosa mujer de negro ruega que le dejen subir.
Los allegados del finado se niegan. El barco zarpa hacia
España con el féretro. Aunque la mujer se queda en tierra, cuando el barco atraca
en Ayamonte, ella ya está allí. Ha logrado cruzar el río antes que el transbordador y
nadie sabe cómo.
Los periódicos de la época publican fotos del multitudinario
funeral. Los vecinos pasean el ataúd de Juan Flores por las calles de Ayamonte.
Y en primera línea del cortejo fúnebre, vestida de
luto riguroso y con una corona de flores, se encuentra la misteriosa mujer, tal
y como recogen las instantáneas que publican los medios locales.
En las noches de luna y clavel,
De Ayamonte hasta Villareal,
Sin rumbo por el río, entre suspiros,
Una canción viene y va.
Que la canta María
Al querer de un andaluz.
María es la alegría
Y es la agonía
Que tiene el sur.
Que conoció a ese hombre
En una noche de vino verde y calor
Y entre palma y fandango
La fue enredando, le trastornó el corazón.
Y en las playas de isla
Se perdieron los dos,
Donde rompen las olas, besó su boca
Y se entregó.
¡Ay, María la portuguesa!
Desde Ayamonte hasta Faro
Se oye este fado por las tabernas.
¿Dónde bebe vino amargo?
¿Por qué canta con tristeza?
¿Por qué esos ojos cerrados?
Por un amor desgraciado,
Por eso canta, por eso pena.
¡Fado! Porque me faltan sus ojos.
¡Fado! Porque me falta su boca.
¡Fado! Porque se fue por el río
¡Fado! Porque se fue con la sombra.
Dicen que fue el "te quiero"
De un marinero, razón de su padecer.
Que en una noche en los barcos
Del contrabando, p'a langostino se fue.
Y en la sombra del río,
Un disparo sonó.
Y de aquel sufrimiento
Nació el lamento
De esta canción.
¡Ay, María la portuguesa!
Desde Ayamonte hasta Faro
Se oye este fado por las tabernas.
¿Dónde bebe vino amargo?
¿Por qué canta con tristeza?
¿Por qué esos ojos cerrados?
Por un amor desgraciado,
Por eso canta, por eso pena.
¡Fado! Porque me faltan sus ojos.
¡Fado! Porque me falta su boca.
¡Fado! Porque se fue por el río
¡Fado! Porque se fue con la sombra.
¡Fado! Porque se fue por el río
¡Fado! Porque se fue con la sombra.
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