JOAQUÍN SABINA - Y NOS DIERON LAS DIEZ

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Y NOS DIERON LAS DIEZ
JOAQUÍN SABINA
COMPOSITOR: JOAQUÍN SABINA
PAIS: ESPAÑA
ALBUM: FÍSICA y QUÍMICA
DISCOGRÁFICA: ARIOLA RECORDS
GÉNERO: POP ROCK
AÑO: 1992

Y nos dieron las diez es un sencillo del cantautor español Joaquín Sabina, incluido en su LP Física y Química (1992).
Canción hermana de Ojos de gata, de Enrique Urquijo, con la que comparte música y la letra de las dos primeras estrofas, en la génesis de ambos temas, y según se ha señalado en la biografía de Enrique Urquijo Adiós tristeza, de Miguel Ángel Bargueño, también corrobado parcialmente por Álvaro Urquijo, Sabina escribió el texto de las primeras estrofas en una servilleta que entregó a Urquijo. Por una serie de malentendidos, cada uno terminó la letra por su cuenta y grabaron y publicaron las canciones en sus respectivos álbumes Adiós tristeza y Física y Química.


Fue en un pueblo con mar una noche después de un concierto
tú reinabas detrás de la barra del único bar que vimos abierto,
cántame una canción al oído y te pongo un cubata
con una condición, que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata.
Loco por conocer los secretos de tu dormitorio
esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio.
Los clientes del bar, uno a uno, se fueron marchando
tú saliste a cerrar, yo me dije, cuidado chaval te estás enamorando.
Luego todo pasó de repente, tu dedo en mi espalda
dibujó un corazón y mi mano le correspondió debajo de tu falda.
Caminito al hostal nos besamos en cada farola
era un pueblo con mar, yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola.

Y nos dieron las diez y las once,
las doce y la una, y las dos y las tres
y desnudos al anochecer nos encontró la Luna,

Nos dijimos adiós, ojalá que volvamos a vernos,
el verano acabó, el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno.
Y a tu pueblo el azar, otra vez, el verano siguiente
me llevó y al final del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente
y no hallé quien de ti me dijera ni media palabra
parecía como si me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás de la barra del otro verano
y en lugar de tu bar, me encontré una sucursal del Banco Hispanoamericano,
tu memoria vengué, a pedradas contra los cristales,
sé que no lo soñé, protestaba mientras me esposaban los municipales
en mi declaración alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa.


(Estribillo)

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